24 abr 2010


El flete de los sentimientos...





La luz que reflejaba su rostro era la más hermosa...
Y
en sus ojos veíamos un mundo nuevo proyectarse... Sus labios nos recordaban a un sabor que jamas habíamos probado... Y el típico "te amo" nunca nos faltó. ¿Que podría uno esperar de algo (alguien, en realidad) tan perfecto? Que durará para siempre y será lo mejor que nos ha pasado (algo demasiado utópico), que sea un espejismo y desaparezca, que sea como una nube y se desvanezca, que sea un sueño del que uno despierta (es lo la forma poética de decir lo siguiente:), que sea una mentira es lo más convincente, una de las que duran poco, muy poco... Que después de mucho (pero mucho) tiempo en vano, tiempo perdido, tiempo en el que uno se empieza a dar cuenta de la realidad, tiempo en el que se pierde toda la magia que en algún momento hubo, alguien, que nunca nos importó pero en ese momento se portó muy bien con nosotros; nos diga lo que (muy adentro nuestro) ya sabemos, pero esas palabras, aunque son las mismas que uno pensó, son peores cuando nos las dice un tercero... Esa persona que sinceró a la otra solo quiso ayudarnos, y lo logró: nos ayudó a decidir algo vertiginoso, algo que, al elegir lo correcto basándose en dicha confesión; incluso, quizás, nos alegro el momento del día porque supimos que hacer, y nos quitamos un peso de encima, pero todos sabemos muy bien que dentro nuestro las emociones se desmantelan como en ritual de mudanza, y nos llevan rápidamente a la (puta) tristeza y al odio... No al odio por ese alguien "especial", si no al odio que nos provoca saber que luego tendremos que pagarle el flete a los sentimientos. Y el saber que esa persona ni se mosqueará de lo que llegue a pasarnos, dicho sea de paso, nunca lo hizo, nunca nos prestó atención. Esta persona siguió su vida (feliz, suponemos) sin saber ni imaginarse que nosotros moríamos por su falta de interés y mataríamos por que vuelva a hablarnos. Pero no, esta persona simplemente ha desaparecido y, por lo que vemos, no quiere volver a aparecer... Pareciera que somos, por como ella actúa, dos perfectos deconocidos, pareciera que no recuerda que fue su idea "juntar nuestras vidas" (ser novios, en un dialecto más vulgar). Es dificil ser una "pareja" y comportarse como tal, y aunque no lo fuera tanto, siempre se nos complica de alguna manera indeseable e inentendible incluso para nosotros, que somo los que estamos involucrados. En estos casos, ya nos dimos cuenta, es mejor abortarlo todo...
Felices y tristes y enojados y aliviados (todo a la vez) nos damos cuenta de la verdad que yace (y que la mayoría ya conoce pero a veces simula no recordarla en un acto de fé hacia la otra persona) detrás de todos esos seres ajenos a nosotros mismos y a nuestros entornos más íntimos (en otras palabras, ajenos a la familia), esos que nos rodean día a día, en todas partes, y que, una vez que logramos coaptarlos para compartir un momento de nuestras vidas con ellos, a causa de sus actos
estúpidos e inconscientes (¡ojo!, a causa de los nuestros también eh...) podemos darnos cuenta (y en los otros casos, recorda) que el amor es una mierda cuando no llega a ser LA mierda.




¿Quién no ha sentido algo así?

1 comentario:

  1. Mira, cuando dejas de buscar, se te viene todo encima y no sabes que hacer... Asi que, el amor sabe de cicatrices, y tambien de renacer! Entonces, dejalo ahi.

    ResponderEliminar