29 oct 2010

mix de Fabi Cantilo ♥


Amanece en la ruta ♫
- ¿Dónde voy....?
¿Dónde estoy..?
¿Quién soy yo...?
¿Qué hora es...?
¿Dónde estaré...?
- Si afuera no es noche, tampoco es de día, no hay tristezas, tan solo alegrías...
- En mi corazón...
- Y ahora todo es una luz tan clara que ¡a mi lado ya no hay nada!
- Solo alegría, paz y armonía y ¡esa luz que es tan tibia!
- Ya no se si el cielo esta arriba, abajo o dentro de mi...


Mary Poppins y el deshollinador ♫
- Cuento con las alas del mar si no encuentro un ser humano que me pase a buscar.
- Yo muero de odio porque ¡me dicen lo que tengo que hacer!
- Ya no puedo verme llorar, es de noche y se hace tarde...
-
Tu tienes cuerpo de fusil, yo estoy siempre a punto de estallar.
- Por lo menos hoy quiero hacerlo...


Prófugos
- Tus ojos nunca mentirán...
-
Religiones sin motivo.
- ¿Como podremos sobrevivir?
-
Pero ese ruido blanco... ¡es una alarma en mis oidos!
- Somos cómplices los dos...
- Al menos se que huyo porque ¡amo!
- Necesito distensión...

Mi enfermedad
-
Estoy vencida porque el mundo me hizo así, no puedo cambiar.
- Soy el remedio sin receta y tu amor: mi enfermedad.
- Estoy vencida porque el cuerpo de los dos es mi debilidad.
- Esta vez el dolor va a terminar...
-
Perdidos en el tunel del amor... ¡y dicen las hojas del libro que más leo yo!


Nada es para siempre ♫
-
Sólo sé que yo no sé, cuidarte de mi amor.
- Necesito verte hoy.
-
Vos sabés que yo no sé, cuidarte de mi amor.
-
Yo creo que al final, nunca sé dónde voy pero sigo un camino.
-
Algo ocurrirá, tengo la sensación, una carta marcada, un buen signo del Sol.
- No me digas mi amor que te falta valor porque nada es para siempre.


Amo lo extraño ♫
-
Amo lo extraño, sin razon, sin porque.
- No hare bien, ni tampoco daño.
- No quiero arruinarlo, volverlo a hacer.
-
En los extraños, puedo hallar puedo ver, el fulgor de lo imaginario.
- Comprendeme, no hay nada planeado que quiera hacer.
- Estoy entregada a un amor...


Inconsciente colectivo ♫
-
Nace una flor, todos los días sale el Sol, de vez en cuando escuchas aquella voz.
-
Mamá la libertad, siempre la llevarás dentro del corazón.
- Te pueden corromper, te puedes olvidar, pero ella siempre está.
- Te consume lo mejor que tenés, te tira atrás, te pide más y más
- Y llega un punto en que no querés.


Dulce condena ♫
-
Cada vez que toco un poco fondo, cada vez que el tiempo vuela.
- Un recuerdo mas que pasajero, otra ilusion que llega...
- Sera como empezar otra vez de cero...
- Cada corazon merece una oportunidad.
- No importan el problemas, importa LA solucion.
- Me quedo con lo poco que queda, entero en el corazon.
- Me gustan los problemas, ¡no existe otra explicacion!
- Esta si es una dulce condena, una dulce rendicion
- Soy la que lo piensa por los dos, hasta que sale el Sol...

27 oct 2010

La foto salió movida... Julio Cortázar



"Un cronopio va a abrir la puerta de calle, y al meter la mano en el bolsillo para sacar la llave lo que saca es una caja de fósforos, entonces este cronopio se aflige mucho y empieza a pensar que si en vez de la llave encuentra los fósforos, sería horrible que el mundo se hubiera desplazado de golpe, y a lo mejor si los fósforos están donde la llave, puede suceder que encuentre la billetera llena de fósforos, y la azucarera llena de dinero, y el piano lleno de azúcar, y la guía del teléfono llena de música, y el ropero lleno de abonados, y la cama llena de trajes, y los floreros llenos de sábanas, y los tranvías llenos de rosas, y los campos llenos de tranvías. Así es que este cronopio se aflige horriblemente y corre a mirarse al espejo, pero como el espejo esta algo ladeado lo que ve es el paragüero del zaguán, y sus presunciones se confirman y estalla en sollozos, cae de rodillas y junta sus manecitas no sabe para que. Los famas vecinos acuden a consolarlo, y también las esperanzas, pero pasan horas antes de que el cronopio salga de su desesperación y acepte una taza de té, que mira y examina mucho antes de beber, no vaya a pasar que en vez de una taza de té sea un hormiguero o un libro de Samuel Smiles."

9 oct 2010

E&F
te amo



♥ ♥
Me basta mirarte para saber que con vos me voy a empapar el alma.

Siempre fuiste mi espejo, quiero decir que para verme tenía que mirarte.

Ven a dormir conmigo: no haremos el amor, él nos hará.
♥ ♥


(¡Gracias Julio! por definir tan bien lo que siento)

Continuidad de los parques... Julio Cortázar

Había empezado a leer la novela unos días antes. La abandonó por negocios urgentes, volvió a abrirla cuando regresaba en tren a la finca; se dejaba interesar lentamente por la trama, por el dibujo de los personajes. Esa tarde, después de escribir una carta a su apoderado y discutir con el mayordomo una cuestión de aparcerías volvió al libro en la tranquilidad del estudio que miraba hacia el parque de los robles. Arrellanado en su sillón favorito de espaldas a la puerta que lo hubiera molestado como una irritante posibilidad de intrusiones, dejó que su mano izquierda acariciara una y otra vez el terciopelo verde y se puso a leer los últimos capítulos. Su memoria retenía sin esfuerzo los nombres y las imágenes de los protagonistas; la ilusión novelesca lo ganó casi en seguida. Gozaba del placer casi perverso de irse desgajando línea a línea de lo que lo rodeaba, y sentir a la vez que su cabeza descansaba cómodamente en el terciopelo del alto respaldo, que los cigarrillos seguían al alcance de la mano, que más allá de los ventanales danzaba el aire del atardecer bajo los robles. Palabra a palabra, absorbido por la sórdida disyuntiva de los héroes, dejándose ir hacia las imágenes que se concertaban y adquirían color y movimiento, fue testigo del último encuentro en la cabaña del monte. Primero entraba la mujer, recelosa; ahora llegaba el amante, lastimada la cara por el chicotazo de una rama. Admirablemente restallaba ella la sangre con sus besos, pero él rechazaba las caricias, no había venido para repetir las ceremonias de una pasión secreta, protegida por un mundo de hojas secas y senderos furtivos. El puñal se entibiaba contra su pecho, y debajo latía la libertad agazapada. Un diálogo anhelante corría por las páginas como un arroyo de serpientes, y se sentía que todo estaba decidido desde siempre. Hasta esas caricias que enredaban el cuerpo del amante como queriendo retenerlo y disuadirlo, dibujaban abominablemente la figura de otro cuerpo que era necesario destruir. Nada había sido olvidado: coartadas, azares, posibles errores. A partir de esa hora cada instante tenía su empleo minuciosamente atribuido. El doble repaso despiadado se interrumpía apenas para que una mano acariciara una mejilla. Empezaba a anochecer.
Sin mirarse ya, atados rígidamente a la tarea que los esperaba, se separaron en la puerta de la cabaña. Ella debía seguir por la senda que iba al norte. Desde la senda opuesta él se volvió un instante para verla correr con el pelo suelto. Corrió a su vez, parapetándose en los árboles y los setos, hasta distinguir en la bruma malva del crepúsculo la alameda que llevaba a la casa. Los perros no debían ladrar, y no ladraron. El mayordomo no estaría a esa hora, y no estaba. Subió los tres peldaños del porche y entró. Desde la sangre galopando en sus oídos le llegaban las palabras de la mujer: primero una sala azul, después una galería, una escalera alfombrada. En lo alto, dos puertas. Nadie en la primera habitación, nadie en la segunda. La puerta del salón, y entonces el puñal en la mano. la luz de los ventanales, el alto respaldo de un sillón de terciopelo verde, la cabeza del hombre en el sillón leyendo una novela.